Saber delegar es un proceso complejo. Y debemos entenderlo así, para poder saber en qué consiste delegar y los beneficios de hacerlo.
Tim Ferrriss, emprendedor estadounidense, en su libro la La semana laboral de 4 horas (2007), nos da algunas claves de cómo ganar más dinero, trabajando menos. Para conseguir este objetivo, deseado por millones de personas, Ferriss desarrolló el método DEAL: definir, eliminar, automatizar y liberar. Una de las partes del método consiste en saber delegar. Automatizar aprendiendo a delegar. Es fundamental que deleguemos tareas, ya que hay muchas que no es necesario que realicemos nosotros mismo. Eso sí, teniendo en cuenta que se delega la tarea pero no la RESPONSABILIDAD.
En la sesión práctica pudimos hacer un ejercicio muy interesante sobre cómo delegar. Tras plantearnos una situación complicada: en la playa con la pierna escayolada, con un 15% de batería, sin llaves de coche, cartera… a una hora de recoger a una persona importante y acudir con ella a un evento. Solo puedes dejar dos notas de voz: ¿ A quién? y ¿Qué le decimos?.
Tengo que reconocer que no es fácil, ni elegir a la persona, que realmente vaya a cumplir tus instrucciones, ni la información que le tienes que dar, porque al no haber margen de error (estás incomunicado y el reloj corre en contra), debes pensar muy bien qué dices. En mi caso elegí a mi madre, ya que tenía que ir a casa a recoger unas cosas y ella es quién mejor lo sabe todo. También era ella quien tenia que recogerme en la playa, y en las instrucciones recuerdo que no concreté exactamente el lugar donde nos encontraríamos, la cual cosa podría haber inducido a error.
Saber delegar no es fácil, pero es necesario. A la hora de hacerlo hay que tener en cuenta, que cuanto más específica sea la información mejor será el resultado. Delegando tareas ganamos tiempo y si lo que delegamos son las decisiones ganamos confianza.
He estado reflexionando sobre situaciones pasadas en las que he delegado alguna acción, tanto en el plano personal como en el profesional. Y es curioso, porque todas aquellas anécdotas que me vienen a la cabeza son por lo mismo. En realidad el problema ha sido no delegar explícitamente, y presuponer que el compañero o la compañera haría bien el trabajo. Recuerdo un presupuesto que se presentó a un cliente y faltaban partidas importantes, con lo cual era más caro. El cliente ya había aceptado el presupuesto y era muy difícil decirle que nos habíamos equivocado. Habitualmente los presupuestos los hacía yo, pero ese día una compañera se ofreció hacerlo, yo tenía mucho trabajo. Yo le dejé pero no le di las instrucciones correctas para hacerlo, simplemente confié en que sabría. La culpa no fue suya, fue mía porque aunque ella sabía hacer presupuestos, yo no le expliqué que después los revisaba exhaustivamente, y además los comentaba con mi superior. De haberlo hecho seguramente nos hubiéramos dado cuenta que falta esa partida. El resultado fue, que la que habló con el cliente fui yo, asumí el error y pedí disculpas.
Delegar es un ejercicio de comunicación para solucionar una situación y para que tenga éxito son fundamentales los datos precisos.
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